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Salud Militar 2016; 35(2):28-37
b) colocar placas neuromiorelajantes para dormir y
protectores bucales para realizar deportes (3,18); éstas
han demostrado ser eficientes para evitar desgastes
dentarios, bajar el dolor orofacial y la fatiga muscular y no
interferir con el crecimiento maxilar si son utilizadas
solamente por la noche (4).
c) detectar motivaciones tensionantes en la vida del
joven que pueden ser controladas o remitir al pediatra
para su manejo farmacológico y/o fisiológico.
d) despistar otras reacciones psicosomáticas asociadas
como ser gastritis o tics.
e) indagar acerca de hábitos de bulimia y/o anorexia por
su componente afectivo y por las secuelas que deja el
medio ácido del vómito sobre el esmalte dentario.
f) controlar y asesorar sobre la ingesta de azúcar e
hidratos de carbono para no aumentar el pH ácido el cual
favorecería el desgaste adamantino.
g) detectar los cambios en la estructura familiar:
enfermedades, divorcios, traslados, muertes, etc.
h) promover el contacto de los chicos con sus padres
aconsejando que los acompañen en sus primeras
experiencias de estrés (como puede ser concurrir por
primera vez al odontólogo), y de a poco vayan dando más
territorio de decisión propia tanto con su familia como a
su tratamiento odontológico. Hay que evitar resolver por
él en lo referente a su boca, aunque esto traiga cierto
retraso en el tratamiento.
i) el niño debe sentirse “afectuosamente monitoreado”
por sus padres y allegados, esto le confiere seguridad en
sus excursiones extra hogar (aunque muchos
adolescentes aparenten molestarse por ello) (7, 20).
Considerando, también, el tratamiento dentario se debe
evaluar la necesidad de ajustar la oclusión del paciente y
restaurar las superficies dentarias y contornos con
materiales adecuados e indicados para cada caso. En
algunos pacientes, el tratamiento ortodóncico se hace
necesario. Esas intervenciones son extensas e
irreversibles y, consecuentemente, no están indicadas
en la mayoría de los casos (11).
Si bien el odontólogo trabaja en la oclusión y en las
distintas funciones orofaciales, también puede colaborar
en el control del estrés.
j) reforzando o reeducando en los hábitos fundamentales
para toda persona que son el buen balance entre:
nutrición, descanso, ocio, actividades recreativas y
responsabilidades.
k) la conducta de asistir periódicamente a consulta
odontológica y su comportamiento en ella frente a
nuestras maniobras de trabajo también van conforman-
do una personalidad con autoestima y autocontrol. Aquí
nuestra intervención y manejo es crítico. Variará
dependiendo la edad del paciente, pero la constante es:
Respeto, Firmeza y Afecto en lo que se le propone y
realiza al afecto (7).
9. CONCLUSIONES
El acto de apretar y rechinar los dientes puede ser de
causa conocida o desconocida, se puede realizar
durante el día o la noche. De aquí la denominación de
bruxismo diurno, nocturno o combinado.
Esta actividad parafuncional, se da porque los meca-
nismos de protección neuromusculares están desac-
tivados y ausentes durante el sueño, no hay un control ni
siquiera involuntario sobre esta patología; causando
daños en el sistema masticatorio y en el sistema
temporomandibular.
Los efectos del bruxismo dependen de varios factores,
como el tipo y gravedad de la parafunción, número y
localización de los dientes, posicionamiento dentario en
la arcada, relaciones intermaxilares, altura de las
cúspides, movilidad y contacto interdentario.
Como el bruxismo es un reflejo subconsciente no contro-
lado y leve, la mayoría de las veces es desconocido o
desapercibido por los pacientes y sus familiares. Por ello
se torna necesario establecer el diagnóstico precoz de
las posibles alteraciones que pudieran ocurrir antes que
el ciclo vicioso resulte en daño grave y permanente. Es
muy importante realizar la anamnesis completa del niño
en un ambiente tranquilo, contando con la participación
de los padres para obtener información sobre la historia
médica general, hábitos, queja de dolor, relacionamiento
social y familiar y evaluación del perfil psicológico del
niño. Un examen clínico minucioso, con palpación,
auscultación, evaluación de los tejidos blandos y la
lengua, verificación de los movimientos mandibulares,
análisis de la oclusión así como exámenes radiográficos
son importantes en el diagnóstico preciso de las
alteraciones del sistema estomatognático.
Bruxismo en niños