Erupción dentaria manifestaciones sistémicas y locales.
Doi: http://dx.doi.org/10.35954/SM2014.33.1.7
REVISIÓN
Dr. Oscar Cao Fernández a
a) Doctor en Odontología – Odonto-pediatra; Odontólogo de Adolescentes en la DNSFFAA
Resumen
A lo largo del tiempo se ha instalado en la creencia popular el hecho de que la erupción de piezas dentarias temporarias y per-
manentes puede traer aparejado signos y síntomas de índole sistémica y/o locales.
Se realizó una revisión bibliográca con el objetivo de reunir información sobre la posible relación que puede existir entre ambas.
A partir de dicha búsqueda se obtuvo información suciente para asociar estos fenómenos, así como también se pudo constatar
la necesidad de contar con nuevas investigaciones sobre el tema que nos ayuden a rearmar esta hipótesis.
INTRODUCCIÓN
Los dientes humanos se desarrollan en los maxilares
y no afectan la cavidad bucal hasta que ha madurado
la corona (1).Simultáneamente a la odontogénesis, se
desplazan los gérmenes en las arcadas, emergiendo
en la cavidad bucal y estableciéndose su funcionalidad
(2).
La erupción dentaria es un proceso siológico natural
que usualmente ocurre sin problemas. Involucra el
tejido gingival, así como otros tejidos y mecanismos
siológicos (3,4).La erupción dentaria es, en el ser
humano, un proceso largo en el tiempo e íntimamente
relacionado con el crecimiento y desarrollo del resto
de las estructuras cráneo-faciales.
La aparición del diente en la boca recibe el nombre de
emergencia dentaria.
Tradicionalmente, se denomina erupción dentaria
al momento en que el diente rompe la mucosa
bucal y hace su aparición en la cavidad bucal del
niño. Este concepto es erróneo ya que la erupción
dentaria, en el sentido más estricto, dura toda la vida
del diente, comprende diversas fases e implica el
desarrollo embriológico de los dientes y movimientos
de desplazamiento y acomodo en las arcadas,
diferenciándose las fases: pre-eruptiva, eruptiva pre-
funcional y eruptiva funcional (1,2,5). La formación del
camino eruptivo requiere en los dientes permanentes,
además, la reabsorción de las raíces de los dientes
temporales y la remoción de los tejidos blandos,
incluyendo la penetración epitelial.
Todavía se desconocen las causas más íntimas por
las que un diente hace erupción. Se han propuesto
múltiples teorías, las más conocidas son: crecimiento
de la raíz, ligamento en hamaca (que pasa de un lado
a otro por debajo de la raíz empujando el diente hacia
arriba), proliferación celular apical, teoría vascular,
remodelado óseo y maduración de las bras del
ligamento periodontal con el consiguiente acortamiento
(5).
La erupción de los primeros dientes en los niños a
lo largo de la historia se ha asociado a numerosos
síntomas, como ebre, diarrea, convulsiones e incluso
muchos autores relatan casos fatales (3,6).Estos
disturbios son responsables de la consulta de muchos
padres con sus bebés a la práctica dental, ya que
provocan disconfort y dolor en el paciente. Los padres
siempre preguntan sobre la posible relación entre
estos fenómenos y la erupción de los dientes primarios
(5,7).
Recibido: Abril 2014
Aceptado: Agosto 2014
E-mail de contacto: ocao_1972@hotmail.com
Salud Militar 2014;33(1):41-52 41
Palabras clave:
ERUPCIÓN DENTARIA / FISIOLOGÍA
DIENTE PRIMARIO
FENÓMENOS FISIOLÓGICOS DE LA DENTICIÓN
DENTICIÓN PERMANENTE
DENTICIÓN TRANSITORIA
Las alteraciones de la erupción pueden ser banales
y de fácil solución o severas y con tratamiento
multidisciplinario (2).
La relación entre la erupción dentaria y las
manifestaciones orgánicas o sistémicas en niños es
controversial entre los odontólogos y los cientícos en
la literatura. Aún no queda claro si los disturbios son
causados por la erupción de los dientes primarios o si
ellos simplemente coinciden con la erupción dentaria
(3,8).
Durante la historia las aproximaciones a los trastornos
de la dentición han sido variadas y en muchas
ocasiones, enfrentadas (6). La relación entre la
erupción dentaria y las manifestaciones orgánicas
o sistémicas en niños es controversial entre los
odontólogos y los cientícos en la literatura. Para
algunos autores aún no queda claro si los disturbios
son causados por la erupción de los dientes primarios
o si ellos simplemente coinciden con la erupción
dentaria (3,7). Hay quienes aún piensan que se
puede acompañar de ebre, diarrea y otras molestias,
mientras otros opinan que “la dentición no trae más
que dientes” (5).
En un intento por resumir las opiniones sobre el
proceso eruptivo Neaderland en el año 1952 describió
tres conceptos:
1)La erupción sería un proceso patológico con una
relación causa-efecto entre la erupción dentaria y la
aparición de síntomas clínicos.
2)La erupción sería un proceso siológico en el cual
los síntomas sistémicos no relacionados a ellos
3) La erupción sería un proceso siológico y normal en
el cual unos pocos síntomas de enfermedad parecen
como consecuencia de ella (9).
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL TEMA
La primera mención del tema que nos ocupa, nos lleva
a Grecia, a los Tratados Hipocráticos en el libro de
Aforismos (datado alrededor del año 415 AC). Incluso
existe un Tratado Hipocrático especialmente llamado
“Acerca de la Dentición”, que consta de 32 aforismos
o máximas acerca de los problemas de los dientes y la
faringe en los niños.
Si seguimos rastreando opiniones médicas acerca de
este tema, debemos trasladarnos a Roma, al siglo II DC,
donde Sorano de Efeso escribió un Tratado llamado
Gynaecia, que es el primer trabajo enteramente
dedicado a la obstetricia y a los rudimentos de la
perinatología. En el Libro II leemos “XXII. Acerca
de la dentición: Aproximadamente al séptimo mes,
la erupción dentaria toma lugar y con esto aparece
inamación de las encías, mandíbulas y tendones.
Como una medida proláctica uno no debería dar al niño
nada que necesite ser masticado, antes de este tiempo,
ya que si las encías son lastimadas previamente, se
ponen muy irritadas y son difíciles de hendir si se han
vuelto callosas. Por el contrario, desde el quinto mes
en adelante se debería frotar persistentemente las
encías durante el baño, con un dedo ungido con grasa
de pollo para aojarlas. Se debería dar al infante una
pieza de grasa para tener en sus manos, demasiado
grande como para ser deglutida, para que succione su
humedad; de esta forma las encías no se ablandaran
demasiado por la suavidad de la grasa. Pero en el
momento de la dentición mismo, y especialmente
cuando los dientes han erupcionado, uno no debería
hacer más esto, porque en adición al dolor los alvéolos
serían distorsionados si el infante mientras succiona
hace que las bras de grasa queden áccidas entre
los dientes. Deben también omitirse los ungüentos
cáusticos, y debe a toda costa evitarse el lancetear
las encías con cuchillos, debido a que es peligroso.
Deben aplicarse piezas de lana suaves y limpias en
el cuello, cabeza y mandíbulas, y humedecerlas con
aceite de oliva cálido, que también debe ser vertido en
los canales auditivos. Si la inamación continúa deben
usarse emplastos de la mejor harina, o alholva, o
linaza y fomentos con esponjas de mar, especialmente
para las encías, las que deben también untarse con
miel hervida”.
La técnica de cortar con lanceta las encías de los niños
para facilitar la erupción dentaria y evitar los síntomas
que la acompañan, fue desarrollada y depurada, entre
otros, por el cirujano francés Ambroise Paré (1510-
90), quien relató durante la necropsia de un bebé:
“Cuando…diligentemente buscamos la causa de
muerte, no pudimos atribuirla a ninguna cosa más que
a la tenaz dureza de las encías…Cuando cortamos las
mismas con un cuchillo encontramos todos los dientes
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apareciendo…Si esto hubiera sido efectuado cuando
vivía, sin duda que hubiera sido preservado.”
Como dijimos la erupción dentaria se consideraba
como capaz de producir la muerte. En las tablas de
mortalidad publicadas por John Graunt (1620-72), en
Londres, en 1662, guran 470 muertes como causadas
por la erupción dentaria durante ese año y, tomando
el total de las muertes producidas en esos últimos
20 años, un tercio de ellas correspondían a menores
de 4 años, presentando los siguientes diagnósticos:
muguet, convulsiones, raquitismo, dentición y
parasitosis intestinales. En 1732, John Arbuthnot
(1667-1735) escribía: “Más de una décima parte de
todos los niños muere durante la erupción dentaria”.
En el año 1762, el médico inglés William Smellie
(1698-1763), en su Tratado de Teoría y Práctica de
las Parteras, comentaba en el capítulo dedicado a las
enfermedades de los niños: “…Cuando los dientes
se disparan desde sus cuencas, y sus losas puntas
comienzan a trabajar su camino a través del periostio
y las encías, frecuentemente producen gran dolor e
inamación, que si continúa, trae síntomas febriles y
convulsiones, que comúnmente resultan fatales”.
Durante el año 1815, la publicación “El Compañero
de la Mujer Jóven”, publicación dirigida a las lectoras
femeninas, hablaba de la dentición como un “mal que
se lleva consigo grandes números; porque se debe
enteramente a la debilidad de sus cuerpos el hecho
que los niños corten los dientes con tanta dicultad, y
que los acompañen de ebre, convulsiones y muerte”.
Recomendaba para evitar esto hendir las encías
con lancetas, pero recomendaba que esto debía
ser efectuado por médicos, y advertía a los lectores
“no depender de comadronas ni de enfermeras que
realizan la operación con monedas de plata dobladas
y otros medios inecaces”. Otra opción terapéutica
de la que se disponía eran las sanguijuelas, que se
aplicaban sobre las encías inamadas para causar
alivio.
En 1827, John Roberton (1791-1876) escribía en
Manchester que 181 muertes se habían atribuido a la
dentición ese año. Más adelante continua diciendo:
“A veces ocurre que los signos de la dentición son
severos. En vez de un ujo de saliva, existe una diarrea
profusa; grandes ronchas aparecen en diferentes
partes del cuerpo, acompañadas de accidez de los
músculos, o una emaciación y ebre alta (…) que
afecta la cabeza y ocurren convulsiones”.
Desde la antigüedad se creía que el coral evitaba
las infecciones, y que cambiaba de color según el
estado de salud del infante, volviéndose pálido si
la salud del niño peligraba. Era natural que muchos
pequeños bebés tuvieran una pequeña vara de coral,
montada en plata, oro u otro metal, según la posición
económica de la familia. Estos trozos de coral en la
mayoría de los casos colgaban de cadenas o cintas
alrededor del cuello del niño. Durante los siglos XVII
y XVIII aparecen abundantes retratos de niños con
dichos elementos que los utilizaban como mordillos
para ejercer presión sobre las encías y así ayudar a la
erupción de los dientes.
En el año 1881, Thomas Kelly publica su “Household
Cyclopedia”, una enciclopedia que comprendía temas
de agricultura, metalurgia, pirotecnia, medicina y
una innidad de otros tópicos. En el apartado de
medicina, en relación con las enfermedades de los
niños, decía:”…Cuando los niños están cortando
los dientes babean mucho, tienen ebre, están
molestos, sus encías se hinchan y son muy dolorosas;
algunas veces tienen el vientre ojo, pero en otras
ocasiones presentan constipación; a veces aparecen
convulsiones. Usualmente se aplican sanguijuelas
detrás de las orejas; también ventosas. En vez
de dar narcóticos a los niños al cortar los dientes,
se recomienda vigorosamente cortar las encías
tumefactas con una lanceta hasta llegar al diente, una
operación no dolorosa. Si esto se hace a tiempo, al
remover la causa del problema, todos los síntomas
desaparecerán. En lugar de coral u otro material duro
dejen que el niño muerda un aro de goma elástica.
Es preciso notar que el autor denuncia una práctica
muy difundida en esa época, tanto para aliviar
las molestias de la dentición, como para muchas
ocasiones en las que se quería calmar a los niños, que
era administrarles preparaciones de opio o láudano.
Otros autores de la época también reeren que se
administraba vino y otros tipos de bebidas alcohólicas
para que se durmieran y no lloraran.
Una visión más conciliadora aparece en un tratado de
pediatría unos años después también en los Estados
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Erupción dentaria manifestaciones sistémicas y locales
Unidos. Leemos: ”la erupción de los veinte dientes de
leche puede, como otros procesos siológicos, pasar
desapercibida, pero en muchos casos, se acompaña
de dicultades, apareciendo disturbios que pueden
ser simples como para sólo molestar al niño, y ser
tan graves como para hacer peligrar su vida. Hasta
principios del siglo XX persistiría la connotación
“mortal” de la erupción dentaria, como lo muestran
las estadísticas de defunción siendo que, al llegar al
siglo XX, sería de esperar que esta controversia se
resolviera (5).
En Latinoamérica, en el Archivo Histórico de la
Municipalidad de Buenos Aires existen documentos
acerca de la causa de defunción de las personas que se
enterraron en el Cementerio del Norte. Los registros de
los cadáveres enterrados entre los años 1859 y 1861,
y de un total de 4917 “párvulos” fallecidos durante
esos años, 55 niños guraban como muertos a causa
de la dentición. En las Memorias de la Administración
Municipal de Buenos Aires de 1889 si se revisan los
certicados del Cementerio de Chacarita, del total de
defunciones, que fue de 9881 durante ese año, 5617
correspondieron a niños menores de 4 años. A estos
corresponde una lista variada de diagnósticos y en 10
de ellos su causa de muerte fue “dentición”.
Doce años después, el doctor Luis Agote, médico del
Hospital Rawson y de Niños de la Asistencia Pública
de Buenos Aires, escribía un tratado de puericultura
para madres, con muchos conceptos que continúan
vigentes hasta el día de hoy. Cuatro páginas del
libro están dedicadas a la dentición: “…Al acercarse
el momento de la erupción de los dientes, la encía
se hincha y se pone dolorosa. El niño pasa por ella
su lengua con frecuencia, y la saliva, escasa hasta
entonces, se hace abundante, exigiendo el uso de
babero. Después de transcurridos varios días de esos
síntomas locales, que suelen acompañarse de algunos
desórdenes digestivos y señales de malestar – tanto
menos marcados cuanto mejor alimentado está el niño
hace irrupción uno de los incisivos, generalmente el
de la mandíbula inferior, al cual le sigue el vecino de
la misma…”.
En el libro de texto Medicina Infantil del Dr. Juan P.
Garraham (1930) armaba: “La erupción dentaria no
provoca ningún trastorno en la mayoría de los niños.
En otros parece evidente que produce nerviosidad,
insomnio, y se han comprobado algunos casos de
infección de la cavidad pericoronaria con ebre y
tumefacción inamatoria. Pero no es posible aceptar
que la dentición sea causa de procesos febriles,
convulsiones, etc., con la ligereza con que suele
decirse. Parece ser entonces que algunos médicos
abordaban el tema de la dentición como algo natural y
benigno que en la mayoría de los casos no ocasionaba
trastornos” (6).
TIEMPO DE ERUPCIÓN DENTARIA
Se considera que los 6 meses es la edad más frecuente
de inicio de la erupción, pudiendo considerarse como
normal algunas diferencias en más o menos tiempo,
siempre que no se retrase más allá de los 12 a 14
meses, ya que en este caso puede haber relación con
alguna alteración general (3,8,10).
Con respecto a los dientes temporales se ha
comprobado que estos erupcionan generalmente más
temprano en los varones que en las mujeres (8).
TIPOS DE ACCIDENTES DURANTE LA ERUPCIÓN
DENTARIA
Según muchos autores, los “accidentes de la erupción”
que se pueden producir son:
1) Accidentes locales: lesiones de naturaleza ina-
matoria que se producen en ciertas erupciones. Tie-
nen su punto de partida en la cavidad pericoronaria, en
el saco folicular o en la mucosa gingival. Comprenden
a los siguientes (de menor a mayor gravedad): prurito
gingival y erupción difícil, pericoronaritis exudativa o
supurada, foliculitis expulsiva, gingivitis eritematopul-
tácea, estomatitis ulceromembranosa.
2) Accidentes generales: son trastornos de naturaleza
reeja que se producen en determinados niños. “Puede
admitirse que cuando un proceso siológico como es
el trabajo eruptivo da lugar a reacciones anormales,
es porque en el individuo median ciertas condiciones
especiales de terreno; se tiende a considerar los
trastornos provocados por la erupción dentaria como
reejos de origen neurovegetativo supeditados en sus
caracteres a la constitución biotipológica del individuo”.
Ya Marfan en el año 1931 decía: “los niños en los
cuales estos trastornos se producen no son sujetos
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enteramente normales”. Siguen explicando la
patogenia de las reacciones generales de la siguiente
forma: “Debido a su estado constitucional, muchas
veces producido por taras hereditarias, estos lactantes
están propensos a reacciones reejas exageradas,
desde que en ellos los estímulos siológicos obran
como patológicos. Estas reacciones anormales pueden
ser fácilmente provocadas por la erupción dentaria,
porque ella se produce en el territorio del trigémino,
que es el nervio más reexógeno de la economía”.
No todos los médicos y odontólogos estaban de
acuerdo con esta postura. Dos años después
de la publicación del artículo arriba mencionado,
apareció un trabajo titulado “Accidentes de la primera
dentición”, realizado por el Dr. José Dueñas, profesor
adjunto de la Facultad de Ciencias Médicas y Director
del Instituto de Ortodoncia y Odontología Infantil de
Argentina. El autor se ocupa principalmente de las
alteraciones dentarias que producen el raquitismo y
las enfermedades endócrinas; pero cerca del nal se
puede leer: “Cabe recordar al respecto que, en lo que
se reere a los trastornos que pueden repercutir en el
niño con motivo del proceso de la erupción dentaria,
las opiniones están divididas, pues mientras algunos
autores opinan que por ser completamente siológico,
no debe ocasionar trastornos, tratándose de un niño
sano, otros creen que este proceso es causa de
alteraciones generales que repercuten en el organismo
del niño (6).
ERUPCIÓN DE LOS DIENTES TEMPORALES Y
MANIFESTACIONES ORGÁNICAS
La manifestación de disturbios orgánicos, generales
y locales, asociados al proceso de erupción de los
dientes temporales, parece ser vericada y aceptada
por la mayoría de los autores. No obstante, a pesar
de variar la intensidad y manifestarse con diferentes
cuadros clínicos en función de las características
orgánicas individuales de cada niño y de la inuencia
ambiental, esos disturbios no acostumbran ser
severos. En caso de dudas el médico deberá ser
consultado (11,12).
Sin embargo, parecen existir dos corrientes principales,
con diferentes opiniones con respecto al tema.
La primera cree que la erupción es un proceso
siológico, y como tal, la asociación con diarrea,
ebre, falta de apetito, erupción cutánea, picazón,
aumento de salivación y otras alteraciones no son
justicadas, ocurriendo apenas coincidencias entre
la erupción dental y la aparición de los problemas
generales que muchas veces se le atribuyen a la
erupción. Con respecto a esto los autores arman
que de los seis meses a los dos años de edad, el niño
siempre presenta dientes en erupción, y la aparición
de problemas orgánicos en esa época pueden ser
atribuidos a la erupción dental de manera precipitada.
La segunda corriente arma que hay relación evidente
entre los síntomas locales y generales con la erupción
dental y citan que incluso durante procesos siológicos
normales, tales como el parto, menstruación y
digestión, el organismo puede tener su ritmo alterado y
manifestar su desequilibrio en forma de síntomas (13).
MANIFESTACIONES ORGÁNICAS GENERALES
Desde hace varios años diversos autores han
explicado que la erupción de los dientes temporales
podría acompañarse de manifestaciones locales y
sistémicas.
Ya en el año 1954, Baume y otros autores creían en la
inuencia de la hormona tiroidea en la erupción dental
y, sugieren la posibilidad de relacionar los disturbios
sistémicos asociados a la irrupción de dientes y las
alteraciones hormonales(14).
Citando un texto de Odonto-pediatría contemporáneo,
este dice con respecto a los síntomas generales que
podría ocasionar la dentición: “…la conclusión debe
ser que no existe asociación absoluta entre erupción
dentaria y alteración del estado general del niño. Sin
embargo la inamación local en el sitio de erupción
puede tornar irritable al niño y, en ocasiones, hasta
elevarle la temperatura corporal o causar leves
cambios en el peristaltismo” (20).
En el año 1939 Schwartzman, citado por García (15),
creía que durante dicho proceso, las endotoxinas
bacterianas entraban al sistema circulatorio y
causaban varios síntomas. Otros autores analizaron
los síntomas con respecto a la edad y sus estudios
sugieren que los síntomas de erupción tienen su pico
alrededor de los 12 15 meses. Kruska (1946) quien
mencionó la infección del folículo dental como un
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Erupción dentaria manifestaciones sistémicas y locales
factor etiológico de los disturbios durante la erupción;
Galili et al. (1969) quienes atribuyeron la aparición de
los síntomas al estrés, el cual ocasionaría disminución
de la resistencia orgánica, aumentando los procesos
infecciosos en general; Witkin (1979) quien postuló
que los síntomas ocurrían por la desigualdad entre la
velocidad de reabsorción de la encía y el avance del
diente en su trayecto de erupción; Pierce et al. (1986)
quienes investigaron la presencia de inmunoglobulinas
alrededor de los tejidos adyacentes al diente en
erupción. Según estos autores, antes de la maduración
de los ameloblastos, proteínas de la matriz del
esmalte en formación serían eliminadas por fuera del
esmalte, y determinarían una reacción inmunológica
con acúmulo de mastocitos alrededor del diente en
erupción. La interacción de la inmunoglobulina E,
proteínas de la matriz y mastocitos son capaces de
producir reacciones de hipersensibilidad, que pueden
ser responsables por señales clínicas de la erupción
dentaria, tales como eritema, salivación y prurito,
que nada más son señales de hipersensibilidad.
Los síntomas varían entre los niños debido a las
diferencias en sus respuestas inmunológicas. Marks
Junior y Schroeder (1996) concuerdan con Pierce y
col. (15).
Por otra parte, las manifestaciones sistémicas suelen
presentarse, en la primera infancia, formando parte de
procesos respiratorios o digestivos en su mayor grado,
favorecidos entre otros factores por el desarrollo
no óptimo de las estructuras anatomo-siológicas
en el niño pequeño así como de sus mecanismos
defensivos, asociado a la inmadurez inmunológica que
prima en estas edades y que puede multiplicarse en
presencia de elementos agravantes (15).
Las manifestaciones orgánicas de orden general,
observadas en niños durante la erupción de los dientes
temporales pueden ser:
- Irritabilidad, que puede ser causada por factores
de origen psicológico y físico y, a su vez, ocasionar
agitación, insomnio y alteración de los horarios del
sueño y el despertar, lo cual aumenta la irritabilidad
llevando a un círculo vicioso. Según Giglio (1983), la
erupción dental, a nivel psicológico causa ansiedad
perceptible en casi todos los bebés, con cambios
de humor, necesidad constante de ser cargado y
reacciones de miedo frente a estímulos inofensivos.
La irritabilidad puede ser también, resultado de
la inamación del tejido gingival en el lugar de la
erupción dental, lo cual ocasiona dolor e incomodidad.
De acuerdo con De Lamare (1992), la saliva es rica en
potasio, el cual debe estar presente en la sangre en
determinada cantidad. Durante la etapa de erupción de
los dientes temporales, la pérdida constante de saliva,
por varios meses seguidos, ocasiona gran pérdida de
ese mineral, y su disminución en el organismo provoca
agitación, perturbación del sueño y mal humor (15).
- Alteraciones gastrointestinales y diarreas. Tal vez
la incomodidad gingival haga que los niños lleven a la
boca, con frecuencia, dedos y objetos contaminados,
lo que puede ocasionar cuadros de infección
gastrointestinal y diarrea. Koch y otros autores creen que
la propia inamación local podría provocar en los niños
irritabilidad, estado febril y cambios en el peristaltismo
intestinal.
Otra probable causa de la diarrea sería la contaminación
de la leche no materna ofrecida en la época del destete.
Rask-Madsen y Bukhane (1980)comunicaron que las
prostaglandinas también ejercen diferentes acciones
sobre diferentes sectores del tubo digestivo. Es probable
que ciertas diarreas, de etiopatogenia mal explicadas,
se relacionen con la liberación de prostaglandinas en el
sector inamado donde está haciendo erupción la pieza
dentaria. Además, se ha observado que el bloqueo de
la prostaglandina sintetasa reduce el tiempo de tránsito
intestinal.
Considerando la interacción cuerpo y mente, es
evidente la existencia de reacciones psicosiológicas
que involucran el aumento, inhibición o distorsión
de la función de un órgano, sin cambio en su
estructura. Situaciones de estrés, por ejemplo, como
las que ocurren en vísperas de exámenes, pueden
acompañarse de diarrea. Determinadas respuestas
viscerales al trauma emocional han sido comunicadas,
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La diarrea también puede ocasionarse por los cambios
de alimentación que ocurren durante la erupción de
los dientes temporales. Entre el cuarto y doceavo
mes de vida, por lo general ocurre el destete y la
introducción de nuevos alimentos, y del 55 al 60 % de
los niños, durante esta etapa presentan síntomas de
diarrea, que apenas coinciden con la irrupción de los
dientes (20).
reforzando la hipótesis de que la tensión emocional lleva
a alteraciones siológicas y a sus respectivos síntomas.
Sin duda, el niño, en sus primeros años de vida
extrauterina, está en todo momento experimentando
emociones y sensaciones diferentes y nuevas, como
es el inicio de la erupción de sus dientes en la cavidad
bucal, hasta entonces desdentada, la cual podrá traer
al pequeño una situación estresante, responsables por
alteraciones en la siología gastrointestinal normal.
- Un estado febril de 37º C se observa muchas veces
en bebés durante la fase de erupción de los dientes
temporales, que sólo debe ser motivo de preocupación
cuando la ebre sea alta y asociada a cuadros de
diarrea, vómitos o erupciones cutáneas.
Varios investigadores y concretamente Bennet y
Spencer (1986) concluyeron que en el 84% de los niños,
la erupción dental se acompaña de ebre la cual es
ocasionada por el Human Teething Virus (HTV) causante
de una infección primaria subclínica en el inicio de la
vida del niño, permaneciendo el virus en estado latente
en la cresta alveolar. Los movimientos eruptivos pueden
exacerbar el virus y entonces aparecerán síntomas
locales y generales. En el caso que los niños tengan
ebre y piezas en erupción, los autores aconsejan
realizar la prueba de Leech para constatar la presencia
del virus en la saliva (16,17).
La relación entre ebre y erupción podría explicarse
también por la afectación de la temperatura corporal
debida a la inamación en el sitio de la erupción. Sin
embargo, no existe soporte cientíco suciente para
relacionar la ebre con la erupción dental, siendo esta
una asociación simplista.
No obstante, Kruska (1946), al igual que Bercher (1943)
y Brebner (1947), creen que las erupciones múltiples
ejercen presión sobre los tejidos, irritando la extensión
del nervio trigémino, el cual estimula el centro regulador
de la temperatura.
- Disminución de la resistencia orgánica a las
infecciones. Galili (1969) arma que las erupciones
dentales múltiples provocan estrés, el cual es suciente
paraqué esto ocurra. Según Leung (1989), durante
la edad en que los dientes irrumpen, el niño es más
susceptible a infecciones y enfermedades, pero eso no
es causado por la erupción en sí.
Las alteraciones en la piel, tales como las lesiones
periorales, no ocurren debido a la erupción de los dientes
sino por la piel muy delicada y sensible de los bebés.
Con el aumento de la salivación, ocurre escurrimiento
de la saliva por la comisura y la humedad constante
favorece la aparición de alteraciones cutáneas.
-Pérdida del apetito, que probablemente se debe
a la irritación del bebé durante la lactancia materna o
articial, pues a medida que el niño mama, la succión
comprime la encía en el local que tiene dientes en
erupción ocasionando dolor. Muchas veces el bebé
llora al mamar, y hasta rehúsa el seno o el biberón.
No obstante, la pérdida del apetito es cuestionable y
debe haber un control del peso para obtener datos más
precisos.
-Aumento de la secreción nasal. Observado por
Carpenter (1978) como el síntoma de mayor prevalencia
durante la erupción de los dientes temporales, se debe,
según el autor, a la disminución de la resistencia del
niño en esa etapa, y no fue observado en alta frecuencia
por ningún otro autor.
-Episodios de tos, vómitos, orina fuerte, escozor
auditivo y dicultad de movimiento, también han sido
publicados en la época de la erupción de los dientes,
pero con baja frecuencia (16).
Con el propósito de minimizar y eliminar síntomas
sistémicos, padres y pediatras utilizan medicamentos
alopáticos y homeopáticos, además de crioterapia
y anestésicos tópicos para el alivio del dolor y de la
incomodidad.Con respecto a este tema, la Cátedra
de Odontopediatría de la Facultad de Odontología de
la UDELAR no está de acuerdo en la utilización de
anestésicos locales ya que estos pueden enmascarar
los síntomas producidos por otras enfermedades; al
estar anestesiado el niño puede lastimarse introduciendo
objetos o su propio dedo en la cavidad bucal sin notarlo;
así como también porque pueden ser deglutidos por el
niño produciendo incomodidad y alteración de reejos
como el deglutorio el cual es de suma importancia en el
momento de la alimentación.
Según Jones (2002), para aliviar los síntomas
ocasionados por la erupción dental, se puede ofrecer
al niño bebidas y alimentos fríos y/o helados, masajear
suavemente su encía con el dedo limpio o algún objeto
helado, y ofrecer mordedores helados o bizcochos
Salud Militar 2014;33(1):41-52 47
Erupción dentaria manifestaciones sistémicas y locales
duros. Si estos métodos no proporcionan alivio de
los síntomas se indica el uso de analgésicos como el
Paracetamol o antiinamatorios como el Ibuprofeno.
Sin embargo, el médico debe ser consultado siempre
que los padres observen aumento de temperatura,
diarrea persistente o problemas respiratorios (15).
MANIFESTACIONES ORGÁNICAS LOCALES
Aunque muchas veces los dientes temporales irrumpen
sin causar ningún síntoma o señales, en dos tercios de
todos los niños, signos y/o síntomas locales pueden ser
observados (6).
Las manifestaciones orgánicas de orden local,
vericadas en los niños, durante la erupción de los
dientes temporales pueden ser: aumento de la succión
digital, bruxismo, inamación de las encías, eritema
del rostro, edema y prurito gingival, irritación
local traducida por el hecho de morder y rascar,
hiperemia de la mucosa bucal, salivación excesiva,
tumefacciones gingivales, herpes, quistes de
erupción y úlceras.
- En los bebés, cuando los dientes temporales, en
proceso de erupción, se encuentran próximos al
momento de perforar la mucosa bucal, áreas de
tumefacción pueden ser observadas en los rodetes
gingivales.
La inamación gingival es el disturbio encontrado con
mayor frecuencia en la erupción de dientes temporales
anteriores, y el segundo en frecuencia durante la erupción
de los posteriores. La duración de la inamación varía de
dos a tres días, llegando hasta 10 días, dependiendo de
muchos factores, incluyendo el patrón de higiene bucal y
la salud general del niño. Crispim citado por García (15),
observó cómo manifestación local más común, durante
la erupción de los dientes temporales, la inamación
gingival. Frank (1980), citado por el mismo autor, sugirió
que la inamación del tejido gingival, alrededor de las
cúspides de los dientes que están irrumpiendo, se debe
a que la encía se encuentra sin protección, siendo esta
inamación intensicada por la impactación alimenticia,
acúmulo de biolm y bacterias que se alojan en sus
contornos irregulares (15).
- Durante la erupción de caninos y molares temporales,
el disturbio local más observado es la úlcera bucal, ya
que esta puede ser provocada por el hecho de que el
niño con frecuencia coloca en la boca, durante la etapa
de erupción, objetos y dedos, lesionando la mucosa
bucal.
- Otro disturbio frecuentemente observado es el eritema
de la mucosa gingival y rostro a veces observado
como un halo blanquecino en el centro del área
enrojecida.
- El eritema, prurito e irritación, presentes en la erupción
de los dientes temporales, se debe a la presencia de
inmunoglobulina E en los tejidos circunvecinos a los
dientes en erupción.
La sensibilidad de células inmunológicas en el tejido
conjuntivo extrafolicular, y las proteínas de la matriz del
esmalte, desencadenarían una reacción alérgica en que
la liberación de histamina causaría los síntomas antes
citados (15).
Siguiendo al Dr. Pedro Barreda contrariamente a lo que
se cree, no es precisamente dolor lo que el niño siente
en las encías cuando los dientes están por aparecer,
la presión que estos hacen bajo la encía le provocan
una sensación de comezón, que él necesita aliviar
precisamente frotándolas con sus dedos o mordiendo
con fuerza los juguetes, el biberón, el chupete o cualquier
otro elemento. Si hubiera dolor el niño evitaría tocarlas.
Razón entre otras por la cual los anestésicos locales no
tienen ni razón de uso ni efecto en estas circunstancias.
Estas molestias suelen manifestarse con más intensidad
a las horas de comida y cuando el niño esta acostado
porque en esas circunstancias aumenta la irrigación
sanguínea y por lo tanto la actividad celular. Es probable
que en estas circunstancias rechace el alimento aunque
tenga hambre y que también altere su ritmo normal de
sueño (6).
-Sialorrea. Es frecuentemente observada durante el
período que abarca del sexto al decimoquinto mes de
vida, o sea, cuando está ocurriendo la erupción de los
dientes temporales. Pero, otros factores, tales como
la estomatitis alérgica e infecciones y la hipertroa de
las tonsilas y adenoides también pueden producirla por
eso, siempre se debe realizar el diagnóstico diferencial.
Otros autores creen que la salivación excesiva ocurre
posiblemente porque se llevan a cabo cambios en la
calidad de la saliva, concomitante al período de erupción
dental, debido a la maduración de las glándulas salivales,
48
Publicación de la DNSFFAA
aumentando la viscosidad de la saliva y dicultando la
deglución, también causada por la mayor manipulación
de la cavidad bucal por el niño. Esa salivación es mayor
durante la erupción de los dientes anteriores que en la
de los posteriores.
- Quiste de erupción. Se maniesta como un aumento
de volumen en la zona donde debe emerger un diente.
Es blando al tacto y uctuante (5). Es un tipo especíco
de quiste que se localiza en el interior de la mucosa que
recubre un diente presto a irrumpir. Ocurre tanto en los
dientes temporales como en los dientes permanentes,
pero con predilección por el sexo masculino, en la
proporción de 2:1, y siendo los dientes más afectados
los incisivos centrales inferiores temporales y los
primeros molares permanentes.
Según Crispimel quiste de erupción es una de
las manifestaciones locales más frecuentemente
observadas durante la erupción de los dientes
temporales. Aunque algunos autores hagan la distinción
clínica entre quistes y hematomas de erupción, autores
como Grundy y Shaw (1997) no distinguen, clínicamente
esas dos entidades patológicas (22).
Cuando el quiste es traumatizado, hecho que ocurre en
la mayoría de las veces, hay una hemorragia en el interior
de los tejidos y el uido quístico se mezcla con sangre.
La lesión adquiere, entonces, una coloración azulada
recibiendo el nombre de hematoma de erupción.
De acuerdo con los autores el hematoma/quiste de
erupción es visualizado como un edema, azulado o no,
sobre el diente en erupción, y se debe a la dilatación
del espacio folicular alrededor de su corona (2).
Estudios histológicos demuestran que, en el tejido del
quiste existen nos trazos del epitelio celular espinoso
no queratinizado y algún grado de tejido conjuntivo
broso. No hay necesidad de tratamiento, pues el diente
irrumpe a través del quiste/hematoma. La intervención
quirúrgica sólo es necesaria si hay aumento de volumen
local que interere en la alimentación natural o hay una
infección de la zona haciéndose necesario proceder a
su drenaje y establecer una terapéutica local con geles
de digluconato de clorhexidina (5).
Si hay sintomatología dolorosa se indica el uso de
analgésicos. La madre debe ser instruida para ofrecer
objetos o alimentos rígidos para que el niño muerda,
pues esto también puede ser útil para el alivio de los
síntomas.
Según Toledo el tratamiento de los quistes de erupción
consiste en la incisión de la mucosa, tal como una
ulotomía, con el objetivo de permitir el drenaje del
contenido quístico y la exposición de la corona dental. El
diente involucrado debe ser sometido a una radiografía
y a la comparación con el homólogo, para determinar la
necesidad de realizarse o no la ulotomía. Sin embargo,
Bodner y colaboradores recomiendan que se instituya
preferentemente un tratamiento conservador ya que esta
es una entidad benigna y de resolución espontánea, en
la mayoría de los casos (21).
Es de destacar que, con respecto a este tema, la cátedra
de Odontopediatría de la Facultad de Odontología de
la Universidad de la República está en desacuerdo
por la posibilidad que existe del desarrollo de infección
en la zona luego de realizada la incisión del quiste o
hematoma.
- King y otros autores realizaron un estudio para
determinar si la gingivoestomatitis herpética primaria
podría ser responsabilizada por algunos signos y
síntomas muchas veces atribuidos a la erupción dental,
ya que, de manera coincidente, los dientes temporales
inician la erupción en el período en que los bebés están
perdiendo los anticuerpos de protección adquiridos de
la madre contra el virus del herpes simple tipo I (17,18).
Según los autores muchas veces síntomas como
ebre, dicultad de alimentación, irritación y dicultades
durante el sueño, son atribuidos a la erupción “difícil”,
pero estos son síntomas presentes también en la
infección herpética primaria. Diversos estudios fallan
al no considerar esa infección como una posible causa
de estos síntomas. Los autores concluyen que en
niños con problemas durante la erupción de los dientes
temporales, debe plantearse diagnóstico diferencial con
la gingivoestomatitis herpética primaria, para que la
terapia adecuada sea instituida, y no sean atribuidos a
la erupción dental, signos y síntomas que a ella no le
pertenecen (17).
ERUPCIÓN DE LOS DIENTES PERMANENTES Y
MANIFESTACIONES ORGÁNICAS
En la erupción de los dientes permanentes, las
manifestaciones orgánicas locales son similares a las
de los dientes temporales, pero los síntomas subjetivos
son poco pronunciados.
Salud Militar 2014;33(1):41-52 49
Erupción dentaria manifestaciones sistémicas y locales
- Después de la erupción de los molares permanentes,
con frecuencia, permanece tejido blando por un tiempo
relativamente largo en la porción distal de la supercie
oclusal. Dicho tejido es conocido como opérculo
gingival. La tendencia a persistir del opérculo es mayor
cuando la erupción ocurre precozmente, en relación
al crecimiento de la mandíbula y del maxilar. En tales
casos, el diente irrumpe de manera parcial dentro de
la mucosa retromolar, con un tejido más resistente a
la reabsorción que el futuro tejido gingival. Si no dan
problemas, se deja que desaparezcan poco a poco.
Algunas veces son irritados durante la masticación,
ulcerándose e inamándose. Si el paciente lo requiere
será necesario extirparlos (5).
- La persistencia de estos opérculos puede dar origen
a infecciones del tipo de las pericoronaritis. La
pericoronaritis es un proceso infeccioso agudo, que
se observa entre pacientes jóvenes por erupción de
cualquier diente, fundamentalmente en los terceros
molares. Las formas de manifestación clínica son muy
variadas en función de los factores locales, generales
y del equilibrio entre el sistema defensivo orgánico y
la actividad bacteriana. La infección pericoronaria en
la infancia se asocia con la erupción de los dientes
cuando el tejido supra dental que comprende la porción
superior del folículo y del mucoperiostio que lo recubre
puede inamarse y producir un absceso uctuante.
Ocasionalmente los abscesos pueden transformarse
en celulitis y provocar no sólo reacciones locales, sino
también sistémicas que se asocian con ebre (2,19).
En cuanto a la etiología la pericoronaritis es producida
por crecimiento bacteriano activo en un medio ideal, que
es el espacio de tejido blando que cubre la corona del
molar. Debajo de la mucosa peridentaria existe un espacio
donde hay humedad, tibieza, protección, alimentos y
oscuridad; con tal ambiente el crecimiento bacteriano
orece. Se produce también por irritación traumática de
la mucosa que cubre el molar inferior, por las cúspides
del molar superior, vitalidad disminuida de los tejidos
e invasión de microorganismos (más frecuentes los
estalococos Gram positivos, que al envejecer algunas
células se convierten en gramnegativos) (19).
- Otra situación que puede causar la irritación de la mucosa
gingival, durante la erupción de los dientes permanentes
son los secuestros de erupción, fragmentos óseos
localizados sobre la supercie oclusal de los dientes,
por lo general de los primeros molares permanentes,
durante la etapa eruptiva pre funcional. Estos secuestros
incluso son removidos espontáneamente, durante la
aparición del diente en la cavidad bucal, y se deben a
los movimientos eruptivos irregulares de los gérmenes
dentales. Su visualización, en el examen radiográco,
es rara y sólo deben ser removidos cuando perforan la
mucosa gingival provocando su irritación.
Es por todo lo dicho anteriormente que se sugiere la
visualización de las encías como parte del examen
clínico de la boca y faringe en niños pequeños para
tratar con los posibles conocimientos paternos, ya que
la erupción ha sido diagnosticada con frecuencia sobre
la base de síntomas solamente (23).
CONCLUSIONES
Como pudimos observar a lo largo de este trabajo,
por lo reportado en la literatura queda clara la evidente
relación entre la erupción dentaria y la aparición de
manifestaciones sistémicas o locales así como las
causas que desencadenan las mismas.
En la literatura se citan remedios folklóricos y
ortodoxos para prevenir y tratar los síntomas atribuidos
a la erupción dentaria primaria en humanos. El peligro
inminente en la persistencia de los mitos de la dentición
es que los síntomas y signos de algunas enfermedades
puedan ignorarse si se ven como parte de este proceso,
tal conducta pudiera ocurrir en detrimento de la salud
del niño y dichas circunstancias generan las bases
fundamentales de las dicultades presentes al enfrentar
dicho proceso. Hay que tener presente que a esas
edades son frecuentes las enfermedades infecciosas
y que ellas presentan las mismas características en
su etapa inicial. Si el niño tiene ebre alta, diarrea,
decaimiento evidente o está lo sucientemente enfermo
como para ser admitido en un hospital, es necesario
consultar al médico ya que otras causas orgánicas
necesitan ser excluidas de forma tal que el niño sea
manejado apropiadamente. Es decir que, antes de que
signos y síntomas de enfermedades potencialmente
serias puedan ser atribuidas a la erupción infantil, otras
posibles causas deben ser tenidas en cuenta.
El brote dentario deciduo requiere además, como
fenómeno inminente y necesario en el niño, de una
50
Publicación de la DNSFFAA
SUMMARY
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Erupción dentaria manifestaciones sistémicas y locales
Salud Militar 2014;33(1):41-52 51
atención y manejo adecuado; para ello resulta
importante la orientación familiar en este sentido
de modo que asegure una correcta atención al
pequeño y se eviten manipulaciones y
agresiones innecesarias.
A su vez, la necesidad de un mayor número
de investigaciones que incluyan además grandes
muestras y que conduzcan a establecer en nuestros
días, criterios anes que propicien la elaboración de
guías de orientación y materiales educativos para
enfrentar con mayor solidez y cienticidad este
fenómeno natural e inherente a todo niño pequeño.
Along the years popular belief has
sustained the fact that the eruption of
temporary and permanent teeth might cause
systemic and/or local signs and symptoms.
Bibliography was reviewed so as to gather
information about the possible relation that
might exist between them.
(1) Abreu Correa JM, Terrero Columbié J, Caridad Sarria
M, Leyva Guerrero MA. Manifestaciones sistémicas del
brote dentario. Rev Cubana Estomatol 1997; 34(2):67-70.
Based on this review, enough information
was obtained in order to link those
phenomena; in addition, it was also
conrmed the need to perform new
investigations about this subject, to help us
reafrm this hypothesis.
KEY WORDS: TOOTH ERUPTION; TOOTH
DECIDUOUS; DENTAL PHYSIOLOGICAL
PHENOMENA; DENTITION PERMANENT;
DENTITION MIXED
(19) Gómez G, Sáez S. Pericoronaritis por erupción. A
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study. Pediatrics 2000; (4 Pte): 747-52.
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