SALUD MILITAR – Vol.24 Nº 1 – Setiembre 2002
EDITORIAL
HOMENAJE
Eq. Teniente Coronel Médico
Gonzalo José Fernández Marana
Profesor Emerito de la Facultad de Medicina
1910 – 1980
A través de éstas líneas trataremos de reflejar la trayectoria
y personalidad de quien es hoy recordado por este medio.
La tarea no es fácil y su carga emotiva es grande.
Nacido el 28 de febrero de 1910, en el domicilio de
sus padres, en la calle Florida No. 253, a las 8 de la
mañana. Hijo de un inmigrante español de 26 años,
de profesión sombrerero, y de su esposa, oriental de
24 años. Creció en un hogar humilde, junto a un
hermano y a una hermana, que supo sin embargo
darle a los tres la aspiración de progresar en la vida,
llegando todos a graduarse en nuestra Universidad.
Desde estudiante se destacó por su perseverancia,
su espíritu perfeccionista y su tesón. Incansable
estudioso de todos aquellos temas a los que volcaba
su atención. Cuando cursaba estudios secundarios,
estudió detalladamente los insectos de nuestro País,
alcanzando a tener una amplísima colección. Estos
estudios lo llevaron a realizar sus primeras dos
publicaciones científicas.
Con el producido de la venta de cajas de insectos,
que otrora se requerían en los cursos de Historia
Natural, colaboraba con su familia en los gastos del
hogar.
Eligió la carrera de Doctor en Medicina, a la que
dedicó incansables horas de estudio y trabajo hasta
el fin de sus días. Comenzó desempeñándose en
1936 como Practicante Externo, obteniendo el primer
puesto por concurso de oposición.
Fue practicante Interno entre 1938 y 1941, también
logrando el primer puesto en éste concurso.
Graduado como Médico Cirujano el 26 de diciembre
de 1941, recibió la Medalla de Oro de su generación.
Realizar una descripción detallada de todos los
cargos desempeñados, excedería el objetivo de esta
recordación. Basta decir que por más de 25 años fue
médico del Ministerio de Salud Pública; en la
Facultad de Medicina desempeñó desde los cargos
iniciales de Jefe de Clínica Médica y Neurológica
(1943/47), hasta el cargo de Profesor Agregado de
Medicina, obteniendo el primer puesto en todas las
pruebas de oposición a las que se presentara.
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https://doi.org/10.35954/SM2002.24.1.1
HOMENAJE
Eq.Tte.Cnel.(M) Gonzalo José Fernández Marana
También fue jefe del Servicio de Medicina y del
Departamento de Medicina del Hospital Central de las
Fuerzas Armadas desde 1965 a 1979.
Desempeñó tareas en el CASMU, AECN, BPS, etc.
El desempeño de estos cargos se acompañó de una
intensa labor docente en distintos Servicios y
Cátedras de la Facultad de Medicina, del Ministerio
de Salud Pública, del H.C.FF.AA., en Escuelas y
Direcciones del Ministerio de Defensa Nacional y del
Ministerio del Interior, así como en Centros
Departamentales de nuestro País y de países
vecinos.
Integró las Sociedades Científicas de Medicina y
Neurología, siendo Presidente de la primera en 1959.
Su producción científica fue muy vasta, tanto en
temas relacionados con la práctica médica, como en
lo referente a armas y balística. Recordemos así
libros que han sido textos básicos como "Síndromes
Comatosos" (en sus dos ediciones), "Patología de los
Envenenamientos", "Patología del Sistema
Piramidal", "Intoxicación por Plaguicidas", y "Los
Proyectiles y sus Efectos". Este último texto,
publicado en 4 tomos, integra los que se encuentran
en la Biblioteca Nacional, en Nueva York, EEUU.
Dentro de su interés por investigar temas nuevos, la
toxicología atrajo su atención. Poco se sabía del tema
en nuestro País, y cada vez eran más los casos de
intoxicados, muchas veces con resultados fatales.
Es así que recogiendo experiencias internacionales,
propone desde 1968, la creación de un Centro de
Toxicología. Pero será recién durante su Decanato,
que puede culminar su proyecto. Aprovechando el
Centenario de la Facultad de Medicina, la empresa
SHELL dona el mobiliario y material técnico para la
creación del Centro de Información y Asesoramiento
Toxicológico, el cual se inaugura el 27 de diciembre
de 1975 en el Hospital de Clínicas. Ha funcionado
desde entonces y ha sido un servicio de referencia a
nivel nacional, para la consulta y tratamiento de
pacientes con todo tipo de intoxicaciones y
envenenamientos.
Además de las satisfacciones personales y
profesionales por los logros que hemos mencionado
en esta breve síntesis, hubo también decepciones.
En 1969 se presenta al cargo de Director del
Departamento de Emergencia del Hospital de
Clínicas, del que era Jefe de Guardia desde 1965. El
Tribunal designado por el Consejo de la Facultad, el 8
de junio de 1970 establece por unanimidad, la neta
superioridad del Dr. Gonzalo Fernández Marana
sobre los otros 2 concursantes, que posteriormente
retiran su inscripción. Pero el Consejo de la Facultad
nunca adoptó resolución sobre este nombramiento,
ocupándolo año a año con la designación de
interinos.
Cuando durante la actuación que le cupo como
Decano Interventor toma conocimiento de los hechos,
en un gesto de tolerancia, decide anular ese llamado
a concurso y las actuaciones.
Esa actitud del Consejo de la Facultad de Medicina le
impidió alcanzar la designación de Grado 5, que bien
merecía.
Pero la vida nos tiene caminos trazados, difíciles
muchas veces de adivinar de antemano. Un
Arquitecto Supremo nos compensa las injusticias de
las que somos objeto.
Cuando se inicia en nuestro País el proceso Cívico-
Militar, se toma conciencia de la necesidad de
reorganizar la Universidad de la República y sus
Facultades. Es así que le ofrecen el cargo de Decano
Interventor de la Facultad de Medicina, asumiendo el
mismo el 17 de diciembre de 1973, a las 17 horas.
Comienzan así 5 años de arduo trabajo en la
Facultad de Medicina, y también en la Universidad de
la República, de la cual es nombrado Vice Rector el
4 de octubre de 1974, desempeñándose como Rector
Interino en varias oportunidades.
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La dedicación a este cargo la compartía con el
desempeño de la Jefatura del Departamento de
Medicina del H.C.FF.AA
La tarea a nivel de la Facultad fue difícil, agotadora,
pero buscando siempre mantener, no sólo el orden
Institucional, sino también la excelencia en la
docencia para más de 8000 pre grados y 4000 post
grados.
Tuvo un equipo de colaboradores por los que luchó
contra quienes quisieron, en ocasiones,
desmerecerlos injustamente.
Debió lidiar durante este período con la oposición a
varios niveles. Tuvo que luchar con "embestidas" que
recibió su gestión, inclusive desde esferas de
gobierno, así como con el estancamiento en los
trámites elevados, y la carencia de personal y
recursos.
Pero a pesar de las dificultades, la obra prosperó
alcanzando a entregar una "Facultad floreciente",
como supo describirla en su discurso de despedida.
También compartieron ese juicio valorativo quienes lo
designaron "Reconstructor de la Facultad de
Medicina", y "..pilar fundamental en la reconstrucción
universitaria".
Hubo también halagadores conceptos vertidos por
Profesores de la Facultad cuando se retiró del
Decanato. Podemos así recordar aquel que dice "…el
mandato en una época especialmente difícil de la
Facultad, ha sido especialmente lúcido y fértil, y todos
nosotros te debemos mucho a esa gestión…". O a
quien calificó su actuación como "…ardua y magnífica
labor…", y " …la sensación egoísta… de que Ud. no
debería nunca abandonar la dirección de nuestra
Facultad a la que ingresó en el peor estado de
deterioro físico y moral de su historia".
Finalmente nos referiremos al Dr. Gonzalo Fernández
Marana como hombre, como padre, como amigo. De
convicciones firmes y metas claras. Estricto, más
consigo mismo que con quienes lo rodeaban, a
quienes procuraba ayudar a alcanzar sus mejores
realizaciones.
Esposo y compañero, transitando junto a su esposa
Célica Perdomo caminos en común. Las tareas de
administración los llevaron a compartir, en los últimos
años, no sólo la vida del hogar, sino también la
actividad profesional.
Padre cariñoso de un hijo y una hija, por quienes
luchó y a quienes ayudó al máximo de sus
posibilidades, llegando a conocer y disfrutar 3 nietos.
Sus ruedas de amigos eran reducidas, pero aquellos
considerados realmente como tales, sabían que los
lazos que los unían eran tan fuertes y seguros como
los más fuertes eslabones de una cadena del metal
más puro.
Quienes no lo conocieron en profundidad saben de
su actividad profesional. Pero desconocen la veta
humorística de su personalidad. Redactor de cuentos,
muchos de los cuales dedicaba a sus amigos a
propósito de hechos del acontecer diario. Hay así
decenas de ellos, escritos a máquina, ilustrados con
dibujos (era un excelente dibujante), y encuaderna-
dos por él mismo, en lo que había dado en llamar
"Editorial Uñas".
Ameno compañero en reuniones y viajes. Entusiasta
cazador. Profundo filósofo sobre la vida y la
trascendencia.
Fallece el 2 de enero de 1980, a las 22 y 30 horas.
Como dijera en su discurso de despedida del cargo
de Decano Interventor, había "…trabajado sin
desvelo por el bien del País y para orgullo de sus
hijos…".
Podemos agregar que:
realmente así lo cumplió y más !!!
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HOMENAJE
Eq.Tte.Cnel.(M) Gonzalo José Fernández Marana
EDITORIAL
HOMAGE
Lt. Col. (M.D.) Gonzalo José Fernández Marana
1910 - 1980
Through these paragraphs we shall try to reflect the
trajectory and personality of whom we remember. The
task is not easy and its emotional burden is great.
When he graduated as a Medical Surgeon in
December 26, 1941, he received the Gold Medal in
his class.
He was born in February 28, 1910 at his parents’
home, at Florida street Nº 253 at 8 AM. Son of a 26
year old Spanish immigrant, hat maker, and his 24
year old Uruguayan wife. He grew up in a humble
home, with a brother and a sister, nevertheless the
three of them wished to progress in their lives, they all
graduated in our University.
We would exceed the objective of this memories by
describing in detail all the posts he held. It would be
enough to mention that he worked for over 25 years
as a doctor in the Ministry of Public Health; in the
School of Medicine he initially was Chief of Medical
Clinics and Neurology (1943/47), until he became
Assistant Professor of Medicine. In all the
examinations he achieved the first place.
Since he was a student he showed an outstanding
perseverance, a spirit of perfectionism and tenacity.
He studied untiringly all those subjects he devoted his
attention to. When he was a student in Secondary
Education, he studied our country’s insects very in
detail, of which he achieved a very large collection.
These studies led to the publication of his first two
scientific papers.
He was also Chief of the Service of Medicine and the
Department of Medicine of the Armed Forces Central
Hospital, from 1965 to 1979, and worked at CASMU,
AECN, BPS, etc. Meanwhile he also performed
intense teaching activities in different Services and
Subjects at the School of Medicine, at the Ministry of
Public Health, the Armed Forces Central Hospital, in
Schools and Directions of the National Defense
Ministry and the Ministry of the Interior, as well as in
Centers located in Departments of Uruguay and
neighbor countries.
By selling cages for insects, an item then required for
Natural History courses, he cooperated for the
payment of family expenses.
He chose to be a Doctor of Medicine, to this career he
devoted endless hours of study and work until the end
of his life. First, he acted as an external medical
trainee, he was appointed in his first post after
achieving the first place in a competitive examination.
Member of Scientific Medicine and Neurology
Societies, he was appointed President of the first one
in 1959.
His scientific production was abundant, writing about
subjects related to medical practice as well as
weapons and ballistics. Thus we remember books
that have become reference texts such as “Comatose
He was an intern between 1938 to 1941, after
achieving the first place in this examination.
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Syndromes” (in its two editions), “Poisoning
Pathology”, “ Pyramidal System Pathology”,
“Intoxication with Pesticides” and “Projectiles and their
Effects”. The last book was published in four volumes,
which are currently part of the National Library in New
York, USA.
Driven by his interest in the investigation of new
subjects, his attention was drawn to toxicology. Very
little was known about it in our country, although there
were ever increasing numbers of intoxication cases,
who very often had fatal outcomes.
Therefore, after collecting information from
international experiences, in 1968 he proposed the
creation of a Toxicology Center. But it would be
during his term as a Dean, that his project could be
finished.
In the Centennial of the School of Medicine, SHELL
donated furniture and technical supplies required to
create a Toxicological Information and Assessment
Center, inaugurated in December 27, 1975 at the
Clinical Hospital. Since its creation it has become a
national level reference center, where patients with
various kinds of intoxications and poisonings consult
and receive their treatment.
Apart from personal and professional gratifications by
the achievements we have already mentioned in this
brief summary, he also had disappointments. In 1969
he applied for the post of Chief of the Emergency
Department of the Clinical Hospital, where he had
been Chief of the Service since 1965. The tribunal
appointed by the Council of the School of Medicine in
June 8, 1970, unanimously declares that Dr. Gonzalo
Fernández Marana is distinctly superior than the other
two contestants, who withdraw their enrolment
afterwards. But the Council of the School of Medicine
never reached a decision about this appointment,
year after year this post was held on a temporary
basis.
While he was the Intervenor Dean he learned about
these facts and with a gesture of tolerance, he
decides to revoke this convocation and the
proceedings.
This attitude of the Council of the School of Medicine
prevented him from reaching a Degree 5, that he
deserved so much.
But our lives have paths prepared for us, which
sometimes are difficult to foresee. A Higher Architect
compensates unfair events that occur in our lives.
When the Civil-Military process began in our country,
the need to reorganize the University of the Republic
and its Schools is recognized. Therefore, he is
offered the post of Intervenor Dean of the School of
Medicine, starting in December 17, 1973 at 5 PM.
In this way, a period of five years of hard work in the
School of Medicine and also in the University of the
Republic, where he was appointed Intervenor Rector
in several opportunities.
He shared his dedication to this post with his activities
as Chief of de Department of Medicine in the Armed
Forces Central Hospital.
His work at the School of Medicine was difficult and
tiring, but he always tried to maintain not only the
institutional order, but an excellent level of instruction
as well, for over 8000 pre graduate and 4000 post
graduate students.
There was a team of cooperating peers whom he
defended whenever somebody wanted to unfairly
belittle them.
During this period, he had to struggle against
opposition at many levels. There were “attacks”
against his administration, even from government
areas, as well as stagnation of procedures he referred
and a lack of personnel and supplies.
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Eq.Tte.Cnel.(M) Gonzalo José Fernández Marana
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But in spite of difficulties, his work succeeded, and he
achieved a “flourishing School” as he described it in
his farewell speech. This concept was shared by
those who considered him as “Re-builder of the
School of Medicine” and “…cornerstone of the
university reconstruction”.
There were also gratifying concepts expressed by the
School Faculty when he retired as a Dean. Thus we
can remember the following words “…his charge
during a truly difficult period in the School of Medicine
has been specially clear and fruitful, and all of us owe
so much to him for his management…” Or whom
considered his performance as “…fervent and
magnificent…”, and “…we have a selfish feeling …
that you should never leave the direction of our
School that you started when it showed the worst
physical and moral deterioration state in its history”.
Finally, we shall speak about Dr. Gonzalo Fernández
Marana as a man, father, and friend. He had strong
beliefs and clear goals. He was strict, more with
himself than with those around him, to whom he tried
to help reach their best performances.
He was a husband and a partner, together with his
wife Célica Perdomo he traveled by common routes.
In the last years, administration tasks lead them to
share not only life at home, but professional activities
as well.
He was a loving father for a son and a daughter, for
whom he struggled and helped to the best of his
ability. He got to know and enjoy three grandsons.
His group of friends was small but those he
considered as such knew that bonds between them
were as strong and safe as the strongest links of the
purest metal chain.
Those who knew him deeply, know about his
professional activities. But they are not aware of the
humorous side of his personality. He wrote stories,
many of which he dedicated to his friends, about daily
events. Thus, there are many of them, typed and
illustrated (he was a superb sketcher) bound by
himself at what he called “Nails Publishing House”.
He was a pleasant partner in meetings and travels.
He also was an enthusiastic hunter, a deep
philosopher about life and transcendence.
He died in January 2, 1980, at 10:30 PM.
As he said in his farewell speech as Intervenor Dean,
he had “… worked restlessly for the good of the
Country and for the pride of his children…”
We can add that
he did accomplish this, and even more!
